Tres artefactos, uno de ellos de mediana potencia, hicieron explosión anoche, alrededor de las diez y media, en el entorno del Estadio de La Cartuja, provocando la alarma generalizada. Uno de los artefactos —el de mayor potencia— había sido colocado en un macetero situado entre el estadio —a la altura de la puerta K del mismo— y el Parque del Alamillo. La explosión fue de tal potencia que llegó a ser escuchada a varios cientos de metros del estadio. Los otros dos estallaron junto al viaducto de la SE-30 y cerca del campo de rugby cercano al Parque del Alamillo, respecticamente.
Hasta el lugar se desplazaron dotaciones del cuerpo Nacional de Policía, entre ellas los Técnicos en Desactivación de Explosivos (Tedax) y los Guías Caninos, que revisaron la zona y el entorno sin encontrar ningún otro artefacto. Asimismo se desplazaron efectivos de la Policía Local y del Cuerpo de Bomberos.
Tras una primera estimación, fuentes policiales confirmaron que todo apunta a que se trató de la acción de un grupo de siete u ocho personas jóvenes que fueron vistas por los alrededores y huyeron tras la última y más fuerte de las explosiones. A este respecto, una fuente de la Guardia Civil que revisó la zona consideró que el hecho no le parecía «una chiquillada».
A falta de una revisión más a fondo, ésta última fue la única que pudo haber causado daños personales, ya que los cascotes del macetero y de un banco situado al lado del mismo fueron proyectados a varias decenas de metros. No obstante, a la hora en que ocurrió la explosión, la zona, en la que en otros momentos se concentran grupos de jóvenes y algunos vehículos, se encontraba desierta. El hecho de que la zona estuviera deshabitada hizo que los efectos de la explosión no llegaran a afectar a una marquesina de autobús cercana. Miembros de la Brigada de Información de la Policía Nacional tomaron declaración a las personas que pudieron ver u oír algo, sin que a la hora del cierre de edición se haya podido concretar quiénes han sido los autores del hecho. Entre los testigos está el vigilante del estadio, así como un camionero búlgaro que dormía dentro de su camión y que dijo no haber escuchado nada.
Al mismo tiempo, los Tédax se dedicaban a la recogida de muestras que permitan identificar la composición del explosivo y el sistema utilizado para la detonación. Asimismo, miembros de la Policía Científica iniciaron junto al macetero la recogida de vestigios que permitan identificar a los autores de las explosiones.
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